Las jornadas nacionales de orientación celebradas recientemente en la Comunidad Valenciana, ponen de manifiesto la necesidad de aumentar el número de orientadores en los centros educativos y ampliar esta realidad a otras etapas educativas en las que no estamos este tipo de profesionales (escuelas de adultos, formación deportiva o artística especializada, son unos ejemplos).
En cualquier caso muchos IES y colegios de secundaria con más de 1000 alumnos cuentan con un orientador que trabaja más de bombero que de orientador (al "apagar fuegos" que van surgiendo lo que impide que su trabajo sea eficaz, no pueda trabajar desde sus competencias y sea poco comprendido en la comunidad educativa).
La Unesco propone un orientador por cada 250 alumnos, en España estamos lejos de esta cifra. y hay muchas diferencias entre comunidades autónomas. A los orientadores nos queda mucho camino por conseguir en este aspecto, en muchos centros nos ganamos el prestigio a base de sudores y lágrimas, con vocación y también disfrutando de nuestro trabajo.
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